En Málaga hay un restaurante en el que te sientas en una mesa y sale un camarero con ocho platos con choquitos (o chopitos) y vocea “choquitos, choquitos” y levantas la mano y te deja una o dos raciones. Luego sale otro con 8 platos de cazón voceando “cazón, cazón” y así sucesivamente. No pides lo que quieres sino lo que pasa volando.
En Sevilla hay bares-ultramarinos en el que el barman, detrás e la minúscula barra, te sirve raciones de las latas que tiene en la estantería detrás suyo: mejillones, anchoas o ventresca. No tiene mucha elaboración.
En Cádiz el “pescaíto frito” se compra Sigue leyendo